El Rincon del Mega

lunes, septiembre 26, 2005

CUANDO SE ES PARCIAL

Resulta que un periodista llamado Miguel Guerrero, quién tiene una columna en el Caribe, en el artículo de hoy (http://elcaribecdn.com.do/articulo_caribe.aspx?id=62458&guid=4731E395025F4612B2C755FBACC9E14F&Seccion=4) dice “El presidente Fernández ha sometido al Senado el contrato para la construcción de una isla artificial frente al malecón. Ahora le toca al Congreso ejercer su autoridad y rechazarlo por extemporáneo y superficial.

Esta isla y el metro son sus dos grandes obras, cual de las dos más superfluas e innecesarias. El sentido de oportunidad del mandatario pudiera verse cuestionado con esta iniciativa.

En momentos en que el sistema educativo atraviesa por uno de sus peores momentos, con una crítica escasez de aulas, alto porcentaje de deserción escolar y conflictos con el gremio de profesores, la preocupación del Gobierno se centra en una quimera.

Una isla que afeará el panorama y creará enormes dificultades durante el proceso de construcción.


Yo en lo particular no entiendo, pues la isla esta la creará el sector privado con sus fondos, es decir, el gobierno no tiene que invertir ni un solo centavo, entonces que tiene de malo esta obra, NADA. Al contrario, creará empleos y también cambiará la vista del malecón.

Es verdad que el país tiene muchos problemas, problemas que siempre ha tenido desde que este servidor tiene uso de razón. Pero toda obra que venga del sector privado debe de ser bienvenida y saludada. Qué traerá problemas a la hora de su construcción, sí, y ¿dígame usted que mega proyecto no trae complicaciones en su construcción?

Un periodista cabal, debe tener su preferencia electoral pero nunca debe permitir que los intereses políticos afecten su juicio, porque cuando es así, se vuelven bocinas como dice Juan TH, si no está de acuerdo con algo, debe tener argumentos válidos que avalen su desacuerdo y no mezclar una cosa con la otra, como lo hace ahora. NADA, absolutamente NADA tiene que ver que un grupito de ricos quiera invertir en una obra y que el país se lo esté llevando el diablo (bueno si, por culpa de unos riquitos políticos corruptos es que al país se lo está llevando Lucifer), cada quien hace con su dinero lo que le da la gana, y que felicidad sería si también el metro ese lo construyeran el sector privado.

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