ES LAMENTABLE

Señores hay cosas que suceden que cambian la vida de las personas. Imagínese una pareja feliz esperando a su bebé. Esperan 9 largos meses que le parecen toda una eternidad, van almacenando sonografías como si fueran fotos para colocarlas en un álbum, ríen, viven, por esa nueva criatura.

Lloran con su primer diente, sienten temor en su primer día de colegio, hacen todo lo posible por que su hijo tenga todo lo que necesita. Pero un día un médico le informa que el niño padece de un mal, que hay que someterlo a un tratamiento o que sino morirá. Todo lo que se habían imaginado, todo el futuro que habían planeado se desploma en un instante.

Esto lo escribo, precisamente porque ayer leyendo el periódico el Nacional (edición del domingo 27 noviembre 2005) me sentí impotente y a la vez con una rabia enorme con la situación que atraviesa la familia Jiménez Rodríguez, que ya han agotado todo en busca de salvarle la vida a su hijo menor Jonathan al cual padece de Anemia de Franconia tienen que hacerle transfusiones de sangre y en un futuro un transplante de médula ósea.

Me sentí impotente, pues porque historias como esta me conmueve de sobremanera y si yo tuviera los recursos para poder ayudar a ese niño lo haría. ¿Es que acaso no tenemos derecho a la salud?.

Me sentí con rabia, ira, coraje, cólera, enojo y frustrante cuando en este país los legisladores crean varias fundaciones llamadas ONGs, que el gobierno le proporciona los fondos con el presupuesto nacional y no hay ninguna que destine los fondos recibidos a ayudar familias como esta.

Que lo que hacen es enriquecer a sus creadores. También me enojé porque ahora en la mañana entro a la página de el nacional buscando encontrar ese mismo artículo para poner un link y no lo publican, tuve que llamar a casa para que buscaran el periódico y me dijeran los nombres porque no lo recordaba.

En ese mismo artículo presentaron el número de cuenta de ahorros (234-005507-1) del banco de reservas a nombre de Jonathan donde se le puede ayudar con lo que se pueda. Los que tengan un sentimiento de solidaridad y no afecte sus bolsillos pueda depositarle aunque sean 100 pesitos, que más de ahí se gasta en un par de cervezas y mil personas de 100 pesos le brindarían a esta familia por lo menos varios meses de tratamiento.

Tantos cuartos que gasta el gobierno, como relajan con los fondos que aportamos los contribuyentes, tanta corrupción, tantos ineptos y no aparece ninguna dependencia del estado que se conduela de una familia y ayude a una causa. Que el metro, que el elevado de la Ortega, que la isla artificial, que la vaina de sans souci, que la ampliación san Cristóbal-Baní, que gastar 50 millones en un puente peatonal, que asignarle cuchimil cuartos a una ONG y sin embargo enfermarse en este país es de millonarios, porque hasta los ricos quedan pobres con una enfermedad como esta.

Que Dios se apiada de nosotros y pueda meter su mano para que las personas que atraviesan por situaciones parecidas a la familia Jiménez Rodríguez puedan salir airosos de la lucha contra este mal.