El Rincon del Mega

miércoles, octubre 26, 2005

VIEJOS RECUERDOS

Antes de ayer, martes, salí del trabajo y cogí para el club del banco central para ver el juego de tenis de Cristina, una compañera de trabajo. Estábamos allá Leandro (el tonto), John y yo, El Mega, aunque ratos después llegó Juan.

El caso es que después del juego, que por cierto ganó cristina, jugaban dos del C1, y uno de ellos era un sr. Entrado en edad a quién le dicen el PEJE. Cuando lo miré recordé que en mi infancia, en mis años en el colegio (hasta 4to de primaria) Evangélico Dominicano, en la Fe, el profesor de educación física le llamaban así, y estoy casi seguro de que era la misma persona.

Por largo tiempo mi memoria se trasladó a aquella época donde yo no me preocupaba por nada, que todo era jugar y jugar, antojarme de algo y mortificar a mi papá para que me comprara eso que quería. También de todas las travesuras que se me ocurrían.

Yo era un chamaquito, necio, jodón, malcriado, frío y calculador. Yo vivía en el último piso del edificio (nada más eran dos pisos) y recuerdo que mientras veía televisión en la habitación de mis padres porque en la mía no había, para no perderme de nada, orinaba por la ventana. No pude evitar reírme cuando me acordé de eso.

También de los peos químicos que inventábamos y lo tirábamos en el colegio. Recuerdo que en recreo muchas veces hacíamos intercambio, si intercambio, pues al frente de este colegio estaba el liceo que le decíamos la Fidel (no se si en realidad se llama o se llamaba así), y era un tiradera de piedra y todo lo que se podía.

También me acorde de la vez que Canillita y yo, después del recreo nos pusimos a jugar la lucha (éramos fanáticos de Jack Veneno, que ingenuos) y en una me le senté en la espalda halándole la cabeza y en una me dijo que lo suelte y así lo hice, resultado 5 puntos en la barbilla.

Esos recuerdos de infancia. Tengo el privilegio de ser el único hijo de mi papá de los 5 que somos, que el le dio una pela. Nada más fueron tres correazos en tres días consecutivos. Esto fue en un fin de semana en Moca, en la casa de mi abuela. Mi primo Oliver y yo estábamos jugando no se que cosa, pero yo en una lo empujé y calló en una de esas matas que parecen cactus con muchas espinas y después me fui a ayudarle a salir de ahí y cuando lo halé volví a soltarlo, ¿que cruel no? Bueno ahí viene mi primer correazo.

El caso es que yo, enfogonao por la pela decido al día siguiente que tenía que vengarme de mi primo ya que por su culpa mi papá me dio una pela. Lo asecho y zas! Una pedrá y viene la segunda pela, diablos dolió yo acostumbrado a los chancletazos que me daba mami con una chancleta de mallita y recibo tremendo correazo. Vuelvo y digo que esto no se puede quedar así y decidí vengarme nuevamente y zas! Le clavé una jeringa en el buche al pobre Oliver y zas! Otro correazo. Después de eso comprendí que a mi me dolía más que a mi primo y dejé el encuentro empate 3 a 3.
Desde luego llegó a mi mente el día aquel que pendejamente me atracó un palomo. Me quitó un jacket nuevo que me había traído mi papá y mis zapatos cuervo también nuevos que se lo di yo para que el me trajera unos juguetes que a la fecha estoy esperando. Diablo, que péndelo yo. Y el día que me quitan la bicicleta de Moreno que en ese entonces era aro 20 y la mía 16 y decidimos cambiar, nos metimos por un monte y un dos tipos nos quitaron las bicicletas pero el que iba en la mía los pies le chocaban con el timón y como le voceamos a los que estaban jugando en el play le entran a pedradas que el tipo tuvo que dejar la mía para correr más rápido, pero el otro ya se había ido.

Y los experimentos que hacía con los lagartos (Alargartos, como le decíamos en ese tiempo) inyectándole medicinas y dándoles romo. ¿Ustedes han visto un lagarto borracho?

Bueno hasta ahí algunas de mis historias de niño.. jeje tengo muchas más.

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